BIOGRAFÍA

Fernando Oramas creció en una  familia de 5 hijos cuyo padre muere cuando él era aún muy niño. Su madre se dedica a negocios que le hacen salir adelante con los hijos: vende finca raíz y abre un almacén de calzado en el marco de la Plaza de Bolívar. Esta plaza, a su juicio, contribuyó a definir su posición política, allí llegaba al salir del colegio y era su refugio los fines de semana, presenció los mítines y discursos políticos en el Congreso que lo enfrentaron al drama del bipartidismo nacional. Su hermano mayor Luis Oramas y su amigo cercano, el maestro Gonzálo Ariza, fueron determinantes en su formación juvenil, le enseñaron el amor por la música y la pintura. Gracias a las revistas, periódicos y libros que sus hermanos Carlos y Luis recibían regularmente del exterior, fue formando desde la adolescencia, su pensamiento político, afianzando su postura marxista y su ateísmo.

Estudió en la escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional, ubicada en el viejo convento de Santa Clara, en el Centro de Bogotá, allí se encuentra con los mejores maestros, formados en renombradas academias de Europa y de la escuela mexicana de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Ignacio Gómez Jaramillo, Miguel Díaz Vargas, Domingo Moreno Otero y Luis Vidales le enseñaron el manejo de la figura y la predilección por temáticas referidas a escenas típicas de la vida campesina, la cotidianidad de los sectores marginados, mercados de plaza y bodegones. Paralelo a sus estudios, trabaja en la revista Semana como ilustrador y caricaturista.

Luego de esta etapa inicial de formación, su espíritu aventurero y sus urgencias políticas lo embarcan en un viaje rumbo a Centroamérica y el Caribe en camino hacia México en 1952. Durante varios meses viaja al garete por las Antillas sin documentos. Duerme en puertos y barcos y subsiste elaborando acuarelas de pequeño formato que vende a transeúntes, viajeros y gobernadores de cada isla. En cualquier sitio al que llega, entra en contacto con los intelectuales y artistas de cada lugar, a través de ellos conoce la situación política y social de cada región.

Así decide trasladarse a Guatemala, país que acoge a los intelectuales y artistas latinoamericanos exiliados a causa de las dictaduras que en esta época se multiplican en el continente; Quiere apoyar la propuesta política del gobierno de Jacobo Arbenz, un socialista acompañado de un selecto grupo de pensadores y activistas de izquierda procedentes de distintas latitudes. Durante este periodo, Oramas incursiona en el grabado y gana dos premios otorgados por el gobierno de esta nación.

Cuando Arbenz es derrocado,  Oramas se traslada clandestinamente hacia México donde vive, trabaja y estudia durante cerca de ocho años, alcanzando su sueño codiciado: conocer el Muralismo desde sus entrañas como movimiento plástico y como actitud revolucionaria en el arte.  Ingresa al taller de David Alfaro Siqueiros como ayudante en la elaboración de cuatro murales y también al taller de Diego Rivera como ayudante en la elaboración de dos murales. El uso de materiales industriales y las nuevas técnicas aprendidas y recreadas a partir de la experiencia formativa que logra al trabajar en los murales con Siqueiros, posibilitó posteriormente, la consolidación de su propio lenguaje. Formas de composición y de trabajo que asume Oramas con una destreza y originalidad desconocidas hasta entonces en el medio artístico colombiano.

 En 1962 , cuando el gobierno mexicano de López Mateos endurece sus políticas frente a los inmigrantes , Oramas es deportado a Colombia y al regresar se reintegra al medio artístico de su país.En 1965 se traslada a Cúcuta, ciudad en la que funda la Escuela de Bellas Artes, allí permanece dos años como director y docente. De regreso a Bogotá trabaja como dibujante, ilustrador de textos y caricaturista de los  periódicos Vanguardia Popular, Voz Proletaria, El Periódico, y Documentos Políticos. 

Fundó en 1975 la Corporación Nacional de Artes Plásticas y la Galería Arte Público (CONAP) en el Parque Germania de Bogotá, espacio cultural que congregó artistas provenientes de la escuela mexicana de Siqueiros, egresados de la Universidad Nacional de Colombia y de otras escuelas artísticas del país. Impartió clases de pintura, dibujo, grabado, fotografía y muralismo; Organizó además exposiciones colectivas como acto de rebeldía en contra el monopolio de las galerías privadas, abiertas a los peregrinos que subían al santuario de Monserrate y regresaban a pié. Oramas veía en ellos a un público más serio y más auténtico que el de las galerías de arte. Su anhelo por cumplir una mayor función social y trascender artísticamente a través del mural público se materializó en la década de los ochenta con la realización de murales para el Estadio Pascual Guerrero, el Barrio Policarpa, el Instituto León Tolstoi, la Universidad Nacional, la Caja Agraria y el Banco Cafetero.

Después de una larga vida dedicada a una intensa actividad social y cultural en la que había consolidado gran parte de su trabajo artístico, dentro de una convulsionada ciudad como lo es Bogotá, Oramas decide retirarse al municipio de La Mesa Cundinamarca, consagrado a su ejercicio pictórico desde la contemplación e interpretación de la naturaleza: paisajes de niebla, cascadas, ríos, vida de campo, cielos y atardeceres recreados magistralmente a través del manejo de sus técnicas ya depuradas. Es en este período donde conoce a su esposa y madre de sus dos hijos con quien se traslada nuevamente a Bogotá, instalando un taller de pintura para elaborar las obras de su última etapa: pinturas en gran formato, dibujos, retratos, obras abstractas y bodegones.

Las últimas décadas de su vida transcurrieron entre una cotidianidad dedicada a la familia, a sus proyectos artísticos individuales y a impartir clases a niños y jóvenes. Hoy, su esposa e hijos han asumido la tarea de conservar, investigar y difundir su obra.

Durante los últimos años, su trabajo artístico se ha presentado en exposiciones individuales auspiciadas por el Ministerio de Cultura, la Alcaldía de Bogotá y algunas entidades de carácter privado. En 2015 fue realizado el documental “Fernando Oramas, El arte de vivir”, difundido por Canal Capital. En el 2016 fue homenajeado por el Instituto Distrital de las Artes IDARTES, con la elaboración de dos murales en la ciudad de Bogotá, con el fin de enriquecer el patrimonio cultural de la ciudad a través de la reproducción de obras de grandes maestros de la plástica colombiana

Oramas siente que no equivocó su ruta, logró un trabajo artístico sólido y maduro. En su concepción de la vida estuvo su opción por la rebeldía, fue un anarquista y un ser que amó profundamente la libertad, su libertad creadora, su autonomía y quien no admitió  amarres ni condicionamientos. Fernando Oramas falleció el 6 de julio de 2016 a sus 91 años de vida dejando un legado artístico sólido y maduro.

CRONOLOGÍA

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